El proceso de la fase local de la Asamblea Provincial de la familia marista ha sido una enorme oportunidad de seguir avanzando en el camino de discernir los signos de los tiempos y ver las respuestas que como maristas podemos aportar a la Iglesia y al Mundo. Hemos descubierto nuevas formas de ser marista en el mundo diverso y plural en el que vivimos, y somos conscientes de que nuestra misión trasciende con mucho los lugares a los que tradicionalmente asociábamos lo marista. Yo soy marista en mi empresa, en mi trabajo de ingeniería, en mi familia y en el entorno en el que me muevo. Y tengo muy claro que mi vivencia se nutre y crece desde mi comunidad y que, desde esa experiencia fraterna, sabiéndome en las manos de la Buena Madre, me proyecto al mundo.

En las reuniones que hemos compartido, tanto en mi fraternidad como en la CCMR de Chamberí, hemos profundizado y descubierto la gran cantidad de dones que atesoramos, y cómo todos nosotros respondemos a las llamadas que recibimos desde cada una de nuestras realidades: colegios, familias, trabajos de todo tipo, parroquias, ambientes no siempre aparentemente propicios…

El resultado final ha sido crecer en la experiencia de una comunidad muy amplia de personas que comparten una misma espiritualidad, un estilo de ser cristiano en el mundo. Un mundo que no es que sea distinto a lo que era antes, es que estamos aprendiendo a verlo con otros ojos, y a descubrir la inmensa riqueza que tiene y cómo Dios se manifiesta allá donde menos nos lo esperamos.

Manuel Ángel Poyatos, Laico Vinculado – Madrid